De Guareña a Pegotes de Cámara.
Redescubriendo las posiciones del frente franquista. Como decía Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar” y nosotros, caminando, hilamos las diferentes hebras que conforman la historia de este territorio, localizado en el centro de la provincia pacense. Hebras que, en ocasiones, aparecen diseminadas por un paisaje frondoso y exuberante que contrasta con esa perspectiva de “secarral”, que, solo personas ajenas a esta tierra, se empeñan en defender. Acaba de comenzar la canícula y, las altas temperaturas, se hacen notar desde bien temprano, pero, a pesar de ello, hemos escogido un buen día para nuestra salida, un día fresco. La brisa acaricia los trigales y, nosotros, la recibimos con gusto. En esta última escapada, antes del parón veraniego, el objetivo es: localizar dos nidos y visitar la línea de búnkeres y refugios antiaéreos de Pegotes de Cámara.
Texto de José Antonio Calderón. — Fotos de Pepe Pecero.
Como siempre, la ilusión por lo que hacemos y la gratificación que sentimos al hallar cualquier resto o vestigio de la guerra civil española, son nuestros baluartes para continuar haciendo esto que tanto nos gusta.
El amigo Miguel y José Antonio. Inspeccionando el terreno en busca de algún vestigio más.
El primero de ellos, en la finca “La Atalaya”, parecía querer ocultarse a los ojos de los curiosos. Se encontraba escondido, entre plantas, en un alto desde el que se contemplaba una panorámica de 360.º. Disimulado entre la maleza, quizás de manera intencionada o quizás por capricho de la propia naturaleza, que quiere borrar el rastro de uno de los episodios más nefastos de nuestra historia. En el horizonte, Medellín, la Sierra de Yelbe y Sierra Ortiga, se levantaban imponentes, testigos de las refriegas y escaramuzas de la zona. Nos despedimos de esta primera parada en la ruta, pensando en cómo una estructura que había sido esencial en una guerra, con el paso del tiempo, había acabado dando cobijo a los gallos y gallinas de la propiedad.
Pie de Foto: Entrada al Búnker, con una puerta tapado la entrada en el mismo. Foto José Antonio Calderón.
Nota: El conocimiento de la existencia este Búnker, llega a través de correo electrónico, acompañado de unas fotos del mismo. Quiero dar las GRACIAS desde aquí, por contribuir a poner un granito de arena más en esta aventura.
Tronera del Búnker, una de las cuatro que logramos visualizar, no se pudo realizar fotos más limpias sobre las troneras o el búnker, a consecuencia como ya comenta el amigo Jose Antonio de la vegetación que le rodea. Pero para mí es un logro obtener estas fotos, y poner una chincheta más en el mapa de los vestigios. Por cierto, este vestigio está muy bien conservado. Propiedad Privada.
Búnker franquista. Posición La china. Tronera destruida.
Nota: Dar las gracias, Antonio López Rodríguez, tuvo el detalle de mandar unas fotos de este vestigio, Antonio López, investiga y documenta, todos los vestigios de los frentes extremeños. Más autor del libro, Cruz, bandera y Caudillo sobre el campo de concentración franquista de Castuera. Entre otras publicaciones.
Parte interior, lo que aún se conserva, de la antigua estructura, en el fondo y como no buscando, escritos o algo de época Jose Antonio, sale con una lata muy oxidada, creo que es de época, toda la pinta de conserva de carne.
Lata oxidada encontrada dentro del Búnker.
Trasera del Búnker, aun en pie el túnel de comunicación con la zona de descanso de la tropa.
Jose Antonio en su afán de encontrar algún escrito en las paredes de la los soldados que lo ocuparon.
Parte trasera del Búnker, zona de descanso de la tropa. Destruido como se aprecia en la foto. Pero llama la atención que como todos los búnkeres franquistas de la zona documentados, se aprecia lo que sería la chimenea.
Foto de recuerdo, de la visita a esta posición. José Antonio, Pepe Pecero y Miguel Sánchez.
El sol ya se encontraba en su cenit, a media mañana, y, nosotros, habíamos llegado al último lugar de visita, Pegotes de Cámara. Si ya me habían fascinado los nidos que habíamos encontrado, estos búnkeres y refugios antiaéreos fueron la guinda del pastel en nuestra escapada. Estaban tan bien conservados, que uno podía entrar, ver las chimeneas que había en su interior, la piedra dónde se colocaba la ametralladora… eso sí, agachados. La gente de aquella época era mucho más baja. Quedaron pendientes por visitar 3 o 4 más, cosa que haremos más adelante, cuando pase el verano y sea más cómodo andar si sofocarse. Aquí pongo fin a este cuaderno de campo. De nuevo, y como hago siempre, muchas gracias a Pepe y a Miguel por contar conmigo para ir a visitar estos parajes. Esto está pasando de ser un hobby a convertirse en pasión.
El compi de caminos. Dentro de un Búnker en la posición de Pegotes de Cámara. Nada más que comentar, es difícil expresar su sorpresa. Aunque él en su texto lo refleja perfectamente.
Como anteriormente comento, las chimeneas las encontramos en todo los búnkeres franquistas de estas posiciones. Chimenea de uno de ellos en Pegotes de Cámara.
Nota: Como se aprecia la expedición fue un poco larga, el calor del medio día nos hace desistir de seguir. Pero pasado el verano seguiremos pateando, buscando o visitando lo ya documentado. La sorpresa es que cada vez que vistamos, encontramos algo nuevo, algo que da aliciente a no dejar de investigar, que la ilusión renace y con la nueva compañía es más fuerte. Miguel y yo ya se nota la edad, aun así, bueno, seguimos en la brecha. Como José Antonio comenta, él nos da fuerza para seguir. Pues su hacer en las búsquedas de detalles, que nosotros por el hecho de encontrar un vestigio era suficiente, ahora nos sorprende, como este chaval encuentra un escrito, una lata, un detalle que nunca antes estuvimos allí y no teníamos en cuenta. Él se fija.
Gracias, Jose Antonio por acompañarnos. Nos quedan más salidas y más caminatas.
Gracias de nuevo.
Pepe Pecero.
Enlaces de Interés:
— Posición la China. Primera visita.
— Una de las Primeras Visitas a Pegotes de Cámara.
— Vista Guiada a Pegotes de Cámara. Video. (Un día, un niño llamado David)